Este texto forma parte del XXX pero salió editado en papel como adelanto del libro en la Serie Demo de ZEDICIONES por abril de 2007. Para esta edición Alejandra Pinto escribió la contratapa que aquí reproduzco, más abajo el link para descargar el librito-demo en PDF.
Marcelo Neyra en su texto erótico nos habla de un más allá de la excitación. Esa lujuria espontánea y ocasional es casi una tarea de experimentación provocada por el aburrimiento. En sus personajes, aunque se encuentra presente el goce sensual y su texto es un fiel expositor de ello, hay un más allá que apunta a un vacío existencial, a una espera inconclusa de un algo que saque a los personajes de la rutina, del abandono, de la soledad. Sus personajes, en aquella aventura erótica, buscan otra cosa que el placer físico, que no está de más, por cierto, en el relato, pero nos hablan de que sus cuerpos como el sustrato último de su identidad buscan una trascendencia de la carne, buscan “El nuevo día” y ese nuevo día es el símbolo de alguna otra cosa que la realidad, material y concreta, de su presente y sus cuerpos. Por eso como le comenté al mismo Marcelo me parece que él escribe como “un monje saciado”, es decir, alguien que muestra su dominio del relato erótico pero no para permanecer en él sino para apuntar a algo, un más allá mucho más existencial y trascendente sin querer con esto negar la materialidad y el goce corporal. Sin duda, un referente tal vez inconsciente de esta escritura podría ser Sade, donde todo el despliegue de la carne era para exponer una problemática moral. Marcelo, contemporáneo y actual, despliega la carne para hablarnos de la existencia, y esa existencia es la de nuestro conflictuado y confuso siglo XXI donde el desarraigo, la falta de referentes, la carencia afectiva o espiritual son las coordenadas en las que nos movemos y, en el caso del relato, es esa pertenencia a algún “ismo” lo que pretende salvar a los personajes, aunque este “ismo” sea el de la carne.
Alejandra Pinto
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